Michelle Roche Rodríguez: “Nuestra sociedad invisibiliza el trabajo de las mujeres”

Por Patricia Chung

Fotógrafo: Emilio Kabchi

En entrevista para QUÉ LEER la primera escritora mujer y venezolana en obtener el V premio de Narrativa Francisco Ayala por su obra Gente decente nos dice que los mitos históricamente establecidos deben acabarse para que las escritoras entren al canon en igualdad de condiciones con los hombres. También nos comenta sobre el reciente relanzamiento de Colofón como una revista literaria de más amplio espectro. Michelle quien escribe narrativa, ensayo, periodismo y crítica literaria aborda varios aspectos de su labor creativa y por supuesto se refiere a Venezuela y sus expectativas de cara al futuro.

 Vives en Madrid y has podido desarrollar varias actividades como escritora. Cuéntanos cómo te has hecho camino participando y organizando debates y talleres.

Desde 2015 me mudé a Madrid. Ya tenía aquí a varios amigos del medio que me orientaron un poco. También comencé a ir a presentaciones, ruedas de prensa y encuentros culturales donde pudiera empaparme de la vida literaria de esta ciudad que tiene mucho que ofrecer en ese aspecto. Siempre se me ocurren cosas y en Venezuela hice varios talleres, encuentros y charlas en escuelas de escritores y con grupos que yo misma formaba en librerías o casas particulares. He repetido el procedimiento acá con resultados mixtos: a veces mucha gente se presenta, otras muy poca. Lo más importante es que la gente se interese por el tipo de conocimiento que quieres impartir, bien si es algo práctico como un taller de géneros de la literatura o algo de contenido como la lectura de la obra de una escritora.

Ha cambiado en algo la vida de Michelle Roche Rodríguez desde que obtuvo recientemente el V premio de Narrativa Francisco Ayala?

El premio ha tenido una importante recepción entre los colegas periodistas y estoy muy agradecida por eso. Es mi primera obra publicada en ficción, porque hasta ahora tenía un libro de entrevistas, Álbum de familia (2013), que publiqué en Venezuela, y el ensayo Madre mía qu estás en el mito (2016), que publiqué en España. Esto ha permitido mostrar que la narrativa (por lo menos la breve) es también un elemento importante de mi trabajo profesional.

Tu obra Gente decente fue escogida entre 330 manuscritos. Es un abordaje sobre las relaciones familiares. ¿Bajo qué punto de vista?

– En Gente decente  intento abordar desde diferentes voces las relaciones familiares como un microcosmos donde ensayar las identidades. Lo bueno de una colección de cuentos es que me permite ensayar diferentes puntos de vista, al menos uno por cada cuento. Así que hablo de las relaciones entre hermanas, de las relaciones entre padres e hijos, de una pareja que quiere tener hijos y no puede, de una mujer que pensaba que sus padres habían mueto y resultó que no. De unos padres que crían a una hija como mejor pueden. Cada cuento cuestiona la afirmación de que todas las familias aspiran a producir vástagos que sean dignos y honestos para la sociedad, preguntándose qué pasa cuando los mismos lazos familiares se han corrompido.

Es obvio que con su difusión por medios digitales tu obra llegará a muchos más lectores en el mundo entero que en su versión impresa. Háblanos de cómo las nuevas tecnologías han impactado el mundo de la literatura.

– En los dos meses que han pasado desde que salió Gente decente en formato digital he recibido más feedback sobre ese libro que sobre Madre mía que estás en el mito, que lleva siete meses publicado. Claro que no puedo comparar el género de la narrativa breve con el ensayo, pero lo cierto es que tengo el problema de que mi libro venezolano no llega España y que mi libro español no llega a Venezuela. Mi libro digital está allí para el que lo quiera leer y puede llegar a su tableta en menos de cinco minutos. Una amiga me escribió para decirme que lo había leido en el celular; me reí porque pareció la manera más radical de ubicuidad.

¿Cómo ha sido tu experiencia con el portal Colofón Revista Literaria?

– “Colofón” era el nombre de una columna-blog que por un brevísimo tiempo tuve en el diario El Nacional cuando trabajé en su sección cultural. Cuando salí del periódico en 2014 me di cuenta que mi forma de leer ya había cambiado para siempre y que estaba vinculada con la necesidad de tomar notas de los libros. Una vez que he tomado notas, establecer un juicio sobre una obra es fácil; de allí sale la reseña. Las entrevistas con otros escritores son parte del proceso de comprender el momento literario que estamos viviendo en Iberoamérica y el mundo –digo esto pues también he tenido oportunidad de entrevistar para Colofón Revista Literaria a autoras y autores de EE UU, India y China–.

Desde muy temprano, cuando Colofón Revista Literaria era apenas un blog que sacaba yo sola tuve el apoyo de mucha gente, incluidas Melissa Nahmens y María Alejandra Bello, de QuéLeer, que han sido siempre espléndidas conmigo y me acompañaron en la presentación de la revista que hicimos en el Festival de la Lectura de Chacao en el año 2014.

Con el tiempo, comenzaron a interesarse en colaborar escritores que viven en sitios tan distantes como España, Argentina, México, Japón y Venezuela. Esto me permitió ver la posibilidad de convertir a Colofón en una revista de más amplio espectro y el relanzamiento fue el pasado 4 de abril. Eso requirió que buscara nuevos colabordores fijos y a alguien que pudiera hacerme un rediseño de la revista atractivo para la web y redes sociales. El cambio ha sido enorme. En estos tres meses conseguimos casi mil seguidores del boletín y unas 20.000 personas han pasado por el nuevo portal.

¿Prefieres la lectura del libro físico, el digital o te es indiferente el formato?

– Ningún formato de lectura me molesta. Como leo en digital y en impreso leo de todo y tengo acceso instantáneo a cualquier asunto. Incluso hay cosas que prefiero leer en digital, como las revistas y los periódicos, porque no tiene sentido esperar mucho para leerlos o guardar en casa todos los ejemplares viejos.

Fuiste la primera mujer en obtener este premio, ¿Crees que existen muchas diferencias entre escritoras mujeres y escritores hombres que benefician a éstos últimos?

– Sí, aún existen diferencias. Y se deben a la manera como están conformadas la tradición literaria y el negocio editorial. Nuestra sociedad invisibiliza el trabajo de las mujeres. Una de las razones para esto es un mito histórico según el cual ellas comenzaron a escribir y a publicar en el siglo XX. Mentira. Algunas cuya obra era solvente antes de 1900 en la tradición anglosajona, por ejemplo, son George Elliot, las hermanas Bronte, Mary Shelley y su madre, Mary Wostollenscraft. En Francia, George Sand era considerada “bestsellerista”, igual que Alexander Dumas (padre), pero no ha sido equivalente la trascendencia que luego se dio a su obra comparada con la que recibió a la de Dumas. Y esto es gravísimo porque Sand escribió más de una centena de libros y Dumas dos: Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo. Allí entra el otro mito que es el de la calidad de la literatura escrita por mujeres. Se asume que solo escribimos sobre asuntos del corazón y que esa supuesta “emotividad” hace a sus obras productos de menos valor. Eso, por supuesto, es una tontería, porque el amor es un tema universal, igual que la muerte. Pero, ¿de dónde sale esa idea? A la perspectiva masculina se la ha tomado por universal porque al hombre se le ha tenido a la vez por hombre y por representante del género humano. En contraposición, la mujer es vista como persona de sexo femenino y el canon ha terminado por asumir que todo lo que ella escriba es desde la perspectiva de género. Este es el problema fundamental que yo veo con la tradición literaria. Hay que acabar con esos mitos para que las escritoras entren al canon en igualdad de condiciones con los hombres.

Mucha gente piensa que porque ahora sean visibles algunas escritoras y que además tengamos más editoras, agentes literarios, periodistas y críticas que son mujeres quedó zanjado el problema de la brecha de género en la literatura. Eso no es así. En muchos casos, la formación de las mujeres que trabajan como profesionales en este negocio es tan androcéntrica como la de los hombres. Te voy a dar un ejemplo personal: en mayo hablé con la editora de un sello independiente que promueve una colección de libros de ensayos dedicados a escritores fundamentales de la tradición en castellano y aún no ha publicado ninguno sobre la obra de ninguna mujer. Cuando me preguntó quién se me ocurría, yo respondí que Cristina Fernández Cubas. Me dijo que a ella nadie quería imitarla como sí pasa con Roberto Bolaño o con Ricardo Piglia. Es la definición de canon más extraña que he escuchado en mi vida.

Ahora, ¿cómo se traduce esto en el beneficio que los escritores hombres obtienen de los premios? Bueno, que los premios, al final, siguen al canon, que es la perspectiva que ha creado la historia de la literatura para que interpretemos nuestro legado de letras. Puesto que allí las mujeres han sido invisibilizadas o reducidas a un estereotipo es dificil que las premien. Galardones como el de Narrativa Francisco Ayala van cambiando el estado de las cosas al apostar no sólo por una mujer, sino por una venezolana. Una de las cosas que tengo que destacar de Gente decente es su “acento” venezolano, en el sentido de que habla mucho de nuestra cultura, al punto de que un relato se llama “Mamadoras de gallo”, que es una expresión que sólo entiendes si eres colombiano o venezolano, y que el libro lo cierra un cuento que está ambientado en tiempos de Juan Vicente Gómez y la Generación del 28. Que un jurado no solo procesara esas referencias como si las conocieran de toda la vida me parece importante. Eso sí que es romper canon en España.

                                                                   Fotógrafo: Emilio Kabchi

¿Cuántas horas escribes al día?

– Escribo todo el tiempo. Mis jornadas diarias son de entre ocho y diez horas de trabajo pero no todas están dedicadas a la escritura de ficción. A este género me dedico al levantarme, temprano en la mañana, unas horas antes de seguir con el resto de mis compromisos.

¿Qué te inspira?

– La literatura.

¿Qué temas y géneros prefieres en tus historias?

– Los temas que trabajo en estos momentos tienen que ver con lo femenino y con las relaciones familiares, sin importar si estoy escribiendo en el género de la ficción o el de la no-ficción.

¿Tienes alguna manía a la hora de escribir?

– No, pero tomo mucho café.

¿Cómo mezclas la realidad del periodismo con la ficción?

– Creo que cada género tiene su lugar y su tiempo. Pero también creo que el periodismo es un género de la literatura, en especial cuando echa mano de subgéneros como la crónica, la entrevista o el reportaje.

Tu primer libro llamado Álbum de Familia reunió 15 entrevistas con importantes personalidades del mundo literario y las artes. ¿Quién te impactó más?

– El aporte de los 15 fue fundamental para la propuesta coral que ese libro necesitaba: la perspectiva desde uno y otro lado del espectro político de lo que tenía que resolverse en la cultura del país y el cuestionamiento sobre si la Revolución bolivariana había cambiado los rasgos identitarios de los venezolanos.

En tu ensayo Madre mía que estás en el mito, abordas un tema que es importante para la religión católica, pero lo haces con otro tipo de perspectiva. ¿Cuál es tu cuestionamiento con relación al modelo universalmente reconocido de la madre virgen?

– En Madre mía que estás en el mito me refiero a la construcción del mito de María, el artefacto intelectual más efectivo de la historia porque fundamenta un enorme entramado cultural diseñado para excluir a las mujeres de la sociedad. Allí cuento cómo la maternidad casta de una mujer de Nazareth que quizá nunca existió cumple la doble función de proyectar su pureza sobre la integridad épica del llamado Hijo de Dios y de encubrir la fantasía edípica del incesto propuesta por la pareja que forman Cristo y María, mientras proclama la castidad y la abnegación como modelos esenciales para las mujeres. Más que una historia “profana” de la construcción del perfil mariano, lo que intenté fue un proceso de “desmitificación” (en términos de Roland Barthes) al señalar cómo las nociones de pureza y sacrificio con que el catolicismo celebra lo femenino son estrategias cruciales de la elevación de la masculinidad.

¿Crees en Dios?

– No. En ninguno de ellos.

¿Cuál es tu próxima aventura literaria?

– Estoy terminando otra colección de cuentos que está dedicada a las mujeres y luego quiero continuar con una novela.

Existen varios escritores que han expresado su opinión sobre la situación que se vive en Venezuela a través de poesía y narrativa. ¿Cuál es tu percepción?

– No entiendo si me preguntas sobre mi percepción de lo que pasa en Venezuela o sobre la percepción que tengo de la reacción que ante eso han tenido algunos escritores. Sobre lo último no tengo mucho que decir, pues cada quien reacciona como puede. Sobre lo primero te diría que me considero militante de la resistencia. El tiempo del chavismo se acabó y llegó el momento de nuevos proyectos. La gente los está pidiendo a gritos en la calle. No comprendo por qué en el gobierno se empeñan en hacerse de oídos sordos. Tengo la esperanza de que pronto cambien las cosas y quisiera que cuando ese momento llegue, los políticos de la oposición estén a la altura de los miembros de la sociedad civil que están ofreciendo lo más preciado que tienen, su vida, por la libertad.

 

 

 

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