Por: Sergio Marentes
El entrevistador tomó impulso como si se tratara de una corrida de toros, de una cacería de vida o muerte sucedida en las cavernas, o como si fuera a acometer por primera vez contra unos labios ajenos. Lo vi cómo desenvainó la lengua con la exactitud del asesino perito, como el cazador de insectos con una lengua con milenios de evolución. Además de eso vi sobre ella la avalancha de preguntas que vendrían sobre literatura y sobre mi vida literaria, que nunca, se sabe, son lo mismo. Así sucede siempre que obtienes un galardón tan importante. Así sucede siempre que vienes de una victoria insignificante, es decir, grandilocuente. Así tiene que ser. Así son las cadenas alimentarias. Así somos los que somos alimento.
Soy un libro, dije al final de las preguntas, sin saber qué más decir. Y sabiendo todo lo que tenía para no decir. Como siempre que digo lo primero que se me ocurre.
Soy un libro, dije al final de las preguntas, sin saber qué más decir. Y sabiendo todo lo que tenía para no decir. Como siempre que digo lo primero que se me ocurre.
